Me gustó especialmente la isla de Hvar por su mezcla de su ritmo relajado a orillas del mar y descubrimientos históricos que visitar. La ciudad de Hvar es muy agradable. Me encantaron, sobre todo, las caminatas por el paseo marítimo, las pausas en la plaza principal para tomar una copa y sus numerosos restaurantes especializados en pescados y mariscos. Es, seguramente, la localidad más bonita del país, arquitectónicamente hablando.
Pero tras visitar Hvar , me dirigí principalmente a las playas, simplemente para disfrutar del sol y del mar. En Veprinova, pasé un día de relax. Se trata de un hermoso lugar, perfecto para quienes buscan la tranquilidad. En verano, la isla es más turística y se organizan numerosos eventos. Por mi parte, yo estuve en mayo y todavía estaba bastante tranquilo.
Se pueden realizarexcursiones por Croacia desde Hvar y a mí me recomendaron especialmentes la gruta azul de una isla cercana.
En mi opinión, Hvar es como las dos caras de una misma moneda. La cara está representada por sus magníficos pueblos tradicionales, sus coquetas calas, ideales para bañarse, y una exuberante naturaleza. Sin embargo, en la cruz encontramos que se trata de una isla que ha perdido un poco su identidad a causa de un turismo de masas que gira en torno a la fiesta y debido a que se trata de un destino muy reputado en todo el continente europeo por su vida nocturna, al nivel de Ibiza o Mykonos.
Personalmente tuve muchos problemas para integrarme en esta isla, ya que debido a la gran cantidad de visitantes que había me parecía realmente difícil relacionarme con los habitantes locales. Podría haberme alejado del bullicio alojándome en alguno de los pequeños pueblos tradicionales con encanto de la isla, sin embargo preferí refugiarme en otra isla mucho más tranquila que Hvar.
No obstante, para los que quieran disfrutar de las noches más locas de Croacia, Hvar es un lugar de obligada visita.