Scottish Highlands (Reino Unido)

Creo que no has visto Escocia hasta que no has ido a las Highlands. Es verdad que las ciudades de Edimburgo y Glasgow son magnificas y ¡no hay que perdérselas durante un viaje a Escocia. Pero no viajamos hasta allí para ver ciudades, ¿para qué sirve un viaje así, sin visitar las maravillas que nos reserva este lejano territorio?

En las Highlands: pocas viviendas, landas devastadas cubiertas de brezos y helechos. Al oeste, montañas, valles glaciares (glen) y lagos se suceden hasta el mar, cuyas aguas turquesa no tienen nada que envidiar a las del Caribe. Además de su belleza, esta tierra tiene un rico pasado histórico, como lo atestiguan los numerosos castillos que encontrarás a lo largo de los caminos, escenario, en el pasado, de batallas entre clanes. En las aldeas, los lugareños, con un humor y un acento muy marcados, viven esencialmente de la pesca, la cría de corderos y bellas vacas de largo pelaje, típicas de las Tierras Altas, y, evidentemente, del turismo. ¡Los escoceses de las Highlands son personas con un fuerte carácter, cerca de la tierra y del mar!

El encanto de las Highlands es esa belleza bruta y salvaje de la naturaleza. Cuando un rayo de sol atraviesa las nubes e ilumina un loch (lago en gaélico) de color negro, ¡es tan romántico y melancólico! La contrapartida: la lluvia y la niebla, tan presentes en esta región apartada, pueden fastidiar paisajes grandiosos. ¡Y lo sé bien! Si visitas Loch Lomond y Loch Ness en pleno mes de diciembre, con la niebla, te garantizo que no verás nada de las magníficas vistas panorámicas que aparecen en los días despejados. ¡Si quieres ver algo, viaja preferentemente en primavera, y sobre todo en verano!

El sur de las Highlands está cubierto por una variada vegetación, mientras que los árboles desaparecen totalmente en el norte. Para mí, las Highlands más salvajes y majestuosas son las del noroeste, los atardeceres en esta región perdida merecen una mención especial.

Fuimos a las Tierras Altas en octubre ​​y desde entonces, no pensamos más que en volver a Escocia en esa época del año. Los paisajes naturales de esta región me convencieron de que cuando se viste con los colores del otoño es cuando más bella está. ¿Puedes imaginar algo más mágico que las hojas rojas y naranjas que descansan suavemente en las tranquilas aguas de los lagos de las Tierras Altas?

Mi pareja es un gran amante del whisky, así que hicimos un recorrido por toda la región para descubrir las destilerías. Entre la visita a Oban, que fue una agradable parada, con su pequeño puerto, y las tiendas discretas de localidades como Crianlarich, donde habíamos reservado habitación en un acogedor B&B, las Tierras Altas no nos hicieron más que soñar.

Finalmente, fue la gastronomía de la zona lo que nos terminó de convencer. Teníamos miedo de probar los famosos haggis, pero fue en un pub al lado de la carretera, al volver de la visita a la magnífica iglesia de Saint Conan's Kirk, de donde surge la leyenda artúrica, cuando nos reconciliamos con la cocina de las Tierras Altas. Es una cocina a imagen y semejanza de la región: ¡generosa!