¡Esta ciudad es también muy pintoresca! Como norteamericana que soy, me encantó poder pasear por sus calles estrechas de aceras pavimentadas y admirar las casas de piedra de estilo medieval. Si a esto le añadimos el recorrido por el castillo de Kilkenny, tenía la sensación de encontrarme en otra época. La visita me encantó así que recomiendo completamente hacer una parada en la ciudad de Kilkenny.
Otro consejo aplicable a cualquier viaje por Irlanda es que tienes que ir a comer a algún pub y, por extensión, te aconsejo que acompañes la comida con una buena cerveza local. Estos pequeños bares forman parte de la tradición irlandesa y, contrariamente a lo que podamos creer, es posible ir allí a comer, también a la hora del almuerzo. Además suelen ser el escenario de numerosos artistas locales que te harán bailar con sus alegres ritmos.
Situada en el condado homónimo, Kilkenny es una encantadora localidad, con sus pequeñas calles y sus edificios, característicos de la Edad Media. Para los amantes del senderismo, del centro de la ciudad parten varios recorridos, a realizar a pie por el casco urbano.
El castillo de Kilkenny, construido a finales del s. XII, es uno de los más grandes de Irlanda. Alrededor de la construcción, disfruté paseando por sus jardines y los parques abiertos al público. También, es posible hacer una visita guiada. La catedral de San Canice es la segunda catedral más grande de Irlanda y un monumento que no puedes perderte,
Kilkenny también ha dado su nombre a una cerveza, elaborada en la fábrica cervezara más antigua del país, Smithwick's, situada en la abadía de San Francisco. Hoy en día, pertenece a la casa Guinness y se puede visitar.