¡Todo sobre la Guinness! El museo tiene 7 pisos donde uno comienza descubriendo los ingredientes y el método de elaboración de esta cerveza. Después, se va ascendiendo para conocer la historia de Guinness. El recorrido está adornado con piezas de colección, incluyendo los mecanismos que se utilizaban en el siglo pasado.
Debo admitir que yo preferí quedarme en la planta dedicada a la publicidad. Guinness siempre ha hecho gala de la imaginación y el humor para promocionar su producto. Una serie de placas esmaltadas y carteles narran sus décadas de publicidad.
La otra parte de la visita que me gustó mucho fue cuando nos enseñaron a servirnos nuestra propia Guinness. Un arte que requiere de un buen juego de muñeca. Después, nada mejor que disfrutar de la pinta en la última planta, en la parte final del recorrido, con una vista de 360º de la ciudad de Dublín.
The Guinness Storehouse, situada en el centro de Dublín, es accesible a pie o en autobús.
La entrada no es gratis (15 euros), pero la visita merece la pena, y durante la visita se te ofrecerá una pinta de Guinness (o una bebida sin alcohol) en una terraza panorámica con vistas impresionantes sobre la capital.
El edificio tiene 7 plantas y forma de pinta gigante. Imposible no verlo. En el interior se ven también elementos gigantes. Hay una fuente enorme, una caldera excesiva... lo que sea para impresionar a los visitantes.
Aprendí mucho sobre la Guinness y sobre el fundador de la marca, así como los objetos de merchandising con estampados con Guinness.
Por supuesto, al final de la visita hay una tienda, la Guinness Store más grande de Irlanda. Muy buena visita.
La Guinness Storehouse es uno de los sitios que he visitado varias veces, ya cada vez que venían mi familia o mis amigos a visitarme a Irlanda, todos querían ir a ese museo.
Yo he ido tres veces, aunque una visita es suficiente para apreciar el sitio. Aprenderás mucho sobre la fabricación de esta famosa cerveza oscura. La visita es muy interesante, todo está muy bien explicado y da la oportunidad de sumergirse realmente en el universo Guinness. La parte del tour que más me gusta es la degustación de una pinta en la planta superior del edificio, con unas vistas fantásticas sobre de Dublín.