Hellnar, una aldea formada por tan solo unas casas, y que se encuentra en el sur de la península de Snaefellsnes, posee un encanto indescriptible. Me encanta ir hasta allí en coche para poder admirar las vistas al mar y a los acantilados.
Es bastante frecuente que aquellos que están de viaje por Islandia solo bajen a la playa de los guijarros, se tomen un chocolate caliente en la cafetería que está allí en medio de la naturaleza y que luego se vuelvan a marchar. A mí me gusta quedarme allí haciendo el vago, observando las olas que estallan contra las rocas negras y las otras formaciones rocosas, pero sobre todo, viendo el arco que predomina en el paisaje y por donde los pájaros pueden volar con total libertad.
Aunque después de vagabundear por los límites de los acantilados, también imito al resto de turistas y me voy a buscar cobijo en esa cafetería maravillosa que llena de vida el lugar. Pues sí, muchos turistas hacen una parada en este lugar, especialmente familias islandesas que vienen a pasar el fin de semana a Hellnar.