Breiddalsvik es el típico pueblo islandés, una agrupación de algunas casas desperdigadas en el hueco de un fiordo, una piscina municipal, un hotel-restaurante y una gasolinara. Es decir, pocos elementos para no distraernos de la naturaleza extraordinaria que se encuentra a nuestros pies.
Hice escala en Breiddalsvik durante mi vuelta a la isla, lo cual me permitió tomarme mi tiempo para visitar otros pueblos de pescadores como Djupivogur y pasear por los alrededores.
Precisamente el restaurante es de buena calidad y merece mucho la pena parar en él.
En invierno, el pueblo y las montañas están recubiertos por un espeso manto blanco. La nieve tiene que quitarse a menudo de la carretera y todo parece de algodón. Hay poca gente que vaya hasta allí en temporada de invierno, yo fui en coche porque tengo amigos en Egilsstadir. Se hace un poco duro, quizá la próxima vez vaya en avión.