Madagascar es uno de los países más pobres del mundo, tan sólo hay algunas infraestructuras destinadas a las personas con discapacidad. El mal estado habitual de las carreteras y las aceras de la ciudad hace que viajar por la isla Roja pueda ser difícil para una persona con mobilidad reducida.
Los taxis minivan de la ciudad no están para nada adaptados para el transporte de pasajeros con discapacidad, haciendo muy difícil los trayectos para estas personas. Los pequeños hoteles y restaurantes suelen carecer de accesos o servicios para viajeros con discapacidad.
Dicho esto, nada es imposible, y algunos grandes hoteles o albergues permiten recibir a personas con mobilidad reducida. Si te sientes tentado por la aventura, infórmate con el organizador de tu viaje, él sabrá las actividades factibles y las que no.
Por ejemplo, en 2011 había pasado algún tiempo en un pueblo que recibía a turistas que querían conocer la vida cotidiana del pueblo malgache. Un día, cuando conversaba con el guía del pueblo, me contó que unos meses antes, el pueblo había recibido la visita de diez personas en sillas de ruedas durante unos cuantos días.
Imagínate, un pueblo perdido en la maleza de Madagascar, sin carreteras ni aceras lisas, sino arena nada más. Y bueno, este pequeño grupo supo desenvolverse muy bien, los habitantes del pueblo ayudaban a desplazarse a las personas en silla de ruedas y los guías adaptaban las visitas a otro ritmo. No fue siempre fácil, pero la sonrisa del guía cuando me contaba la historia me hizo pensar que todo el mundo guardaba buenos recuerdos de aquello.