Algo que me encantó de mi estancia en Amantaní, fue el modelo de turismo que han desarrollado. Los ingresos procedentes del turismo se reparten de forma equitativa entre los diferentes poblados que componen el archipiélago. Una parte de los beneficios generados por el turismo se destina a la familias que acogen a los visitantes y otra parte va a una caja comunitaria que sirve para invertir en el desarrollo de los poblados. Actualmente, más de la mitad de los habitantes de la isla viven del turismo rural.
No esperes grandes lujos durante tu estancia en Amantaní, No tienen demasiadas comodidades, pero no te faltará de nada. Te recomiendo que lleves ropa de abrigo, ya que por la noche hace mucho frío. Aunque las familias generalmente tienen suficientes mantas, yo eché de menos un gorro y unos guantes durante la noche. En cuanto a la temperatura, hay una diferencia extrema entre el día y la noche en esta región de Perú.
¿No tienes gorro? No hay problema, seguramente tu madre de alquiler te ofrecerá alguna de las prendas de punto que ella misma habrá tejido para que se la compres. Es una buena ocasión para colaborar con tus anfitriones. Sobre todo teniendo en cuenta que el turismo y la artesanía son las dos principales actividades que generan ingresos en la isla.
Yo no he podido disfrutar más que un poco de este lugar, porque solo estuve unas pocas horas, el tiempo de una visita clásica. Por lo que yo he podido ver, la isla es muy turística y no podría decir si las costumbres tradicionales se deben a motivos culturales o bien a motivos turísticos... para conseguir dinero.
La isla Amantani es muy bonita, pero me he sentido un poco decepcionado con esta visita. No percibí la dimensión auténtica de los habitantes, igual que me pasó en las islas Uros o Taquile. Es una pena.
Dicho esto, el paisaje es magnífico. Dos picos, con sus laderas en terraza, dominan los caminos adoquinados. La vista sobre el lago es magnífica. Pero, insisto, quédate a pasar la noche si puedes. Porque tu experiencia será diferente. Irás más allá de la imagen típica de las mujeres tejiendo gorros y calcetines para los turistas.