En la costa del Pacífico, al norte de Perú, está situada en la frontera con Ecuador. La ciudad tiene un clima cálido durante todo el año y playas de arena blanca. ¿Qué más se puede pedir?
Nunca me he quedado mucho tiempo, porque mi objetivo era atravesarla para ir a Ecuador. Sin embargo, sí que pude disfrutar de sus estupendas playas. Es un destino perfecto para hacer un poco de turismo de balneario y para practicar deportes náuticos como el surf.
Perú está lleno de tesoros naturales y el santuario nacional Los Manglares es uno de ellos. Algunas decenas de kilómetros más allá, la reserva nacional de Tumbes es otro pequeño paraíso, por desgracia, bastante desconocido. Está en mi lista de cosas que verdurante mi próxima visita a este rincón de Perú.
Tumbes no va a ser la ciudad más interesante que descubras durante tu viaje por Perú. Además, no tiene una buena reputación, como es habitual en las ciudades fronterizas. De todas formas, si te das un paseo por allí, no verás signos evidentes de la supuesta falta de seguridad.
Hay una plaza central bastante cuca... ¡Y ya está! ¡Has terminado de ver lo destacado del centro! En cambio, hay un sitiazo que no te puedes perder a quince kilómetros de allí, concretamente, en Puerto Pizarro: el Santuario Nacional Manglares de Tumbes, la zona de manglares más extensa del país (la otra está por Piura). El ecosistema es una locura: aves, una vegetación inédita, ¡y hasta cocodrilos! Me encantó el paseo en barco. Aunque se puede ir desde cualquier pueblo costero, también hay excursiones que salen de Máncora. Y, sinceramente, esta ciudad no tiene nada destacable. No vale la pena quedarse ni siquiera una noche.
Aunque sí tengo un dato anecdótico: si se os ocurre pasar a Ecuador, ¡ante todo, mucha calma! Los agentes de aduanas son lo más zen que he visto... ¡Para algo tenía que servir el ambiente playero!