Aviso: esta reseña trata sobre una laguna de alta montaña. Si andas buscando información sobre sitios de playa, ¡mejor cambia de página!
Ver de cerca la laguna Jarau vale mucho la pena. Para llegar hasta allí hay que cruzar un puerto de montaña que está a más de cinco mil metros de altitud. Aviso: es fácil quedarse sin aliento. Y lo digo tanto en el sentido estricto, como en el figurado: el paisaje es una pasada. Al pasar el puerto ves por fin la laguna, encajonada entre cumbres nevadas y de un perfecto color turquesa. Pero, antes de seguir, mejor hacer un descaso con un tentempié, porque a partir de ahí la cosa se complica: tienes por delante una bajada difícil, sin camino y con un desnivel que te cargará mucho las rodillas. Creo que fue el único tramo de toda la ruta en el que me hicieron falta los bastones de senderismo.
Después de pasar la estrella del lugar tienes dos opciones: montar la tienda de campaña en el campo de fútbol del pueblo o, si todavía te quedan fuerzas, seguir hacia una zona de acampada que hay en plena naturaleza. Sea cual sea tu decisión, apúntate este nombre: Huayllapa. Es el pueblo donde puedes (y debes) reabastecerte de queso, tu trofeo después de un día duro. Piensa que es el único pueblo grande que te vas a encontrar en toda esta ruta flipante por la cordillera de Huayhuash.
Con sus paisajes llenos de contrastes, sus tesoros culturales y su extraordinaria gastronomía,Perú reúne todos los atractivos para cualquier viajero. Entre los sitios más populares están el Machu Picchu y el Valle Sagrado, que podrás ver si haces el Camino Inca, aunque también hay otras rutas que valen igualmente la pena.
En dirección a la región de Ancash para recorrer la Cordillera Huayhuash. Hermana pequeña de la Cordillera Blanca, esta cadena montañosa aún no está muy frecuentada, lo que te permitirá recorrerla a gusto, sin sufrir la afluencia de turistas por la que a veces se caracteriza Perú.
Calcula de una a dos semanas para conocer los principales puntos de la cordillera. Por los senderos, descubrirás espléndidos paisajes de glaciares, pastos y lagunas. A mitad de nuestro viaje, tras subir el cuelo de San Antonio, vimos la Laguna Jurau, un espectáculo único con sus aguas turquesas reflejando las cumbres nevadas. Después de ver la Laguna Jurau, volvimos a bajar en dirección a Huatiac. Cuidado con las rodillas, el descenso es duro.