Después de haber visitado Arequipa, que nos enamoró, decidimos pasar unas horas en Cayma, a dos pasos de la Ciudad Blanca de Perú.
Cayma tiene muchos puntos en común con su hermana mayor, Arequipa. Cuenta con numerosos edificios coloniales, muestra del rico pasado de la ciudad. Como en casi todas las ciudades sudaméricanas, la mayoría de los edificios históricos se concentran alrededor de la Plaza de Armas: unas casas del siglo XII, el Palacio Municipal y la parroquia San Miguel Arcángel, entre otros.
Tras caminar varias horas a través de la bonita ciudad colonial, nos sentamos en un pequeño restaurante donde pudimos probar nuestro primer adobo arequipeño, el plato tradicional de Arequipa, a base de carne de cerdo con salsa de hierbas aromáticas. Nos gustó más ese plato que el cuy (conejillo de indias) que habíamos comido el día anterior...