Zakopane es una estación de deportes de invierno preciosísima, al pie de los impresionantes montes Tatras y con cabañitas de madera del siglo XIX. Cada invierno cae presa de cientos de miles de visitantes, que acuden para disfrutar de sus pistas de esquí y demás infraestructuras, de gran calidad. Llama la atención la enorme pista de salto de esquí. La marabunta de gente puede ser un tanto agobiante y, en cualquier caso, desproporcionada para el tamaño que tiene Zakopane.
Yo fui fuera de temporada, en septiembre. Había pocos visitantes y pude respirar tranquilamente el ambiente de pueblecito de montaña que tiene Zakopane. Por otra parte, el verano es el mejor momento del año para hacer senderismo por las montañas cercanas. Desde sus cumbres tienes unas vistas impresionantes de la sierra de los Tatras. Es un punto a añadir en el itinerario de un viaje por Polonia.
La estación es conocida por el esquí, pero, por una vez, el turismo no ha estropeado el encanto original del pueblo. Me encantan el aire auténtico de los grandes chalets polacos, sus decorados rústicos y el ambiente de montaña que reina en Zakopane. Ten por seguro que será uno de tus platos fuertes durante tu visita a Polonia.
La ciudad está situada en parte en el Parque Nacional de los Altos Tatras y muchas de las rutas señalizadas salen directamente de las afueras. Es un excelente punto de partida para los deportes de invierno, el senderismo y otras actividades al aire libre, Un funicular y un teleférico podrán llevarte directamente a lo alto. También debes ver la pequeña iglesia de madera del siglo XIX.