Cuando fui a Punta Tombo, esperaba ver muchos pingüinos, pero el sitio me sorprendió por la cantidad de ejemplares que se concentraban en la península. Más de un millón de pingüinos paran allí. Los animales pasan muy cerca de los visitantes y no parece molestarles en absoluto.
El espectáculo es grandioso: podrás observar a los pingüinos de todas las edades moviéndose por su entorno natural en toda libertad, yendo y viniendo entre sus nidos y el agua y dando de comer a sus crías. Se les puede oír graznar. Es un espectáculo magnífico y emocionante que recomiendo, por supuesto, a todos aquellos que viajan en familia y a los amantes de los animales.
Para los aficionados a la fotografía, Punta Tombo es un lugar ideal, con estos exóticos y bellos animales que se encuentran en libertad, pero al mismo tiempo pasan tan cerca de los visitantes. ¡Te va a encantar!
Durante mi viaje a Argentina fui a contemplar este milagro de la naturaleza desde Puerto Madryn. Aunque suelo desplazarme solo, que sepas que es el doble o el triple de barato ir con una agencia que alquilando un coche.
Salí temprano por la mañana hacia Punta Tombo, que acoge cada año a la mayor colonia de pingüinos del mundo. Desde el mes de agosto, llega un millón de ejemplares a través del océano Atlántico. Cuando fui yo, solo habían llegado unos 30 000. Seguí el camino que pasa entre las madrigueras. Son muy monos, y la presencia de los visitantes no les asusta nada. Es genial verles caminar y contonearse. Algunos duermen para recuperarse del largo viaje. A veces, sueltan un grito rarísimo que les sale del interior del gaznate. ¡Menudo jaleo debe de armarse con la colonia al completo! Al principio, llegan solo los machos para preparar el nido. Después, se unen las hembras, que ponen dos huevos cada una. La pareja los incuba durante 40 días. En el mes de marzo, salen al mar para volver al año siguiente.
Un espectáculo único que no te puedes perder con ninguna excusa.