Tras haber recorrido Argentina, La Quiaca nos sumerge de inmediato en una cultura diferente, muy andina. Todo lo que se ve aquí nos hace pensar que ya estamos en Bolivia, cuya frontera se encuentra a poca distancia.
Los restaurantes ofrecen menús muy baratos, así que sucumbimos a la tentación de picar algo ahí antes de continuar el viaje a pie para cruzar la frontera con Bolivia. Los locales son muy acogedores. Desde Villazón, del lado boliviano, es posible subir a un tren, autobús o minibús en dirección a Tupiza.
Yo mismo no me detuve más que una hora, ya que había viajado al norte de Argentina con anterioridad. Pero parece que este pueblo es punto de partida para visitar la región antes de desplazarse al país vecino.
¡En la provincia de Jujuy, la influencia de la cultura andina es mucho más evidente que en el resto de Argentina, lo que convierte a La Quiaca en un punto de entrada ideal a Bolivia! Además, si tienes previsto pasar al otro lado de la frontera durante tu viaje a Argentina, este será para ti un lugar muy interesante. ¡Los dos otros puntos de entrada de la frontera están mucho peor comunicados que este, al que se puede llegar en autobús, taxi o tren!
Se puede decir que La Quiaca es una ciudad fronteriza típica. Por lo tanto, no hay mucho que hacer en este lugar aparte de sellar el pasaporte para pasar de un país a otro.
Yo estuve de paso, el tiempo justo para que los agentes de aduana revisaran el autobús y las maletas de todos los pasajeros. Algunos viajeros me comentaron que su experiencia en este lugar fue un auténtico calvario a causa de los agentes de aduana, que se dedicaron a revisar escrupulosamente y de forma exhaustiva todo el equipaje para encontrar objetos o sustancias ilegales (en esta frontera hay contrabando y otros comercios de dudosa reputación). No digo que no sea cierto, pero la verdad es que en mi caso todo transcurrió con absoluta normalidad.