Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el Parque Nacional Lanín es uno de los parques más bonitos de la Patagonia argentina. Forma parte de la ciudad de San Martín de los Andes y del Camino de los Siete Lagos. Su superficie es de 412 000 hectáreas.
El Parque Nacional Lanín es famoso por su increíble biodiversidad y su gran variedad de especies animales (pudúes, cóndores de los Andes, truchas...). Es además muy apreciado por los senderistas. La mayor parte del parque está cubierta por inmensos bosques de coníferas con espectaculares araucarias. En este parque habita uno de los poblados indios de la región de los lagos, los mapuches, que son los encargados de llevar la gestión del mismo.
Entre los lugares que no te puedes perder se encuentran: el volcán Lanín, en la frontera entre Argentina y Chile, los lagos Huechulafquen y Lácar y la Laguna Verde. No podemos olvidarnos tampoco de las termas naturales de Lahuen Co. Los más deportistas querrán ascender el volcán (a más de 3700 m altitud) y los senderistas menos expertos podrán recorrer los agradables caminos del parque a su ritmo.
Mi circuito preferido es el Quila Quina-Pucará, que mezcla rutas a pie y travesías por el lago. ¡Un autentico soplo de aire fresco muy tonificante!
El objeto de mi visita al soberbio Parque Nacional Lanín fue la ascensión al volcán del mismo nombre. Una experiencia magnífica a la par que intensa, para la que me equipé por vez primera con crampones y piolets. Este hecho no hizo sino aumentar la satisfacción personal que sentí al alcanzar la cumbre. ¿La fórmula para hacer brillar mi ego? Muy sencillo: una pizca de Patagonia y un trocito de los Andes, todo ello sazonado con un volcán extinto, ¡y listo!
Por supuesto, incluso para los que no sean aficionados a caminar por la nieve, el lugar es un destino a tener en cuenta durante un periplo por Argentina. Imagínate: lagos y ríos en los que podrás practicar pesca y kayak, bosques frondosos y senderos para caminar, andar en bicicleta o en caballo, todo ello con el famoso volcán de fondo. ¡No me dirás que no es tentador!