Esquel fue mi última parada en Argentina antes de volver a Chile. En lugar de realizar un trayecto largo desde El Bolsón, decidí detenerme y alojarme allí 2 noches.
Hice amistad con unos argentinos que estaban haciendo una ruta por la Patagonia a bordo de un “velero sobre ruedas”. Algo bastante extraño, pero emocionaban con sus relatos acerca de su viaje a través de las llanuras de la Patagonia… También conocí a una pareja de ingleses que iban conmigo en el autobús y decidimos hacer un buen asado ya que había una barbacoa en el jardín del hostal.
Esta ciudad no es demasiado grande y parece estar situada en el lejano oeste, con todas sus calles perpendiculares entre sí y sus construcciones bajas. Esquel se encuentra en una depresión, rodeada de montañas. La recepcionista me aconsejó caminar a través del bosque hasta llegar a unos pequeños lagos cercanos en los que se suelen bañar numerosas familias que van de picnic.
A la mañana siguiente, reservamos nuestras plazas en el tren turístico La Trochita : se trata de un antiguo tren de vapor que recorre los 20 km que separan Esquel de la localidad mapuche de Nahuel Pan. Los paisajes son magníficos, con sus extensas llanuras, en las que es habitual cruzarse con los gauchos y sus rebaños…
Varias veces he escuchado que este sitio no tiene gran interés, pero es un punto de vista que no tiene en cuenta para nada la ubicación geográfica de la población, con altos valles montañosos y verdes paisajes como telón de fondo . Además, ¡diría que fue en Esquel donde he visto la puesta del sol más hermosa que jamás haya podido contemplar!
Desde luego, la ciudad en sí misma no necesariamente merece la pena visitarla, ni presenta el espíritu bohemio de su competencia directa, el pueblo de El Bolsón. Este sí que aprecia, de forma acertada, dicho sea de paso, a los mochileros. En cualquier caso, disfruté mi estancia allí; especialmente del parque junto a la ciudad, que actúa como rincón turístico destacado. Un lago grande, árboles milenarios, vegetación exuberante... Felicidad en estado puro. También es posible practicar el esquí en invierno (sí, habéis deducido bien: yo fui allí durante el verano).
Los entusiastas de los trenes pueden embarcarse en un trayecto de 25 km a bordo de La Trochita, conocida oficialmente como el Viejo Expreso Patagónico, el tren a vapor más antiguo de la región. No os puedo dar mi opinión al respecto, sencillamente porque no me he subido a este tren.
De todos modos, si estáis decididos a integrar esta famosa "Ruta 40" en vuestro periplo argentino, y el clima se porta bien, no dudéis en pasar un par de días en Esquel.