Con sus 1.500 habitantes perdidos en un pueblecito rural apartado de la autopista que une Ereván con el lago Sevan, cuesta creer que Tsakhkadzor haya podido ser un conocido centro olímpico donde iban a entrenarse atletas de toda la Unión Soviética. Hoy en día quedan algunos alojamientos y algunas pistas de esquí, que forman la pequeña estación de deportes de invierno más frecuentada de Armenia.
En invierno la ciudad sale un poco de su letargo con los numerosos visitantes que van a aprovechar sus infraestructuras, mientras que el resto del año la ciudad permanece medio dormida, a pesar de tener varios baños termales. Durante mi viaje por Armenia, me gustó especialmente el casi ilimitado abanico de rutas de la región de Tsakhkadzor, que tiene unos paisajes salvajes y alpinos de gran belleza.