Según la tradición, las propiedades milagrosas de las fuentes de San Diego de los Baños, se descubrieron cuando un esclavo que estaba enfermo cayó en un remolino de sus aguas y salió curado y revigorizado. Desde entonces, y gracias a su cercanía a La Habana, allí se han construido varios balnearios y spas.
San Diego de los Baños es desde entonces toda una referencia en el resto del país; atrae a numerosos turistas de cualquier rincón del mundo... ¡hasta a los americanos!
En cuanto a mí, no fui a las termas sino que me dediqué a conocer los alrededores; allí, además de los balnearios y spas, el pueblo está cerca de Sierra del Rosario y de Güira, con increíbles e idílicas selvas donde podréis hacer caminatas y admirar la fauna y flora autóctona y endémica de Cuba. Todo un regalo para los sentidos. Sin embargo, es cierto que podría haberme pasado al menos una tarde para probar estos baños saludables; que aunque estén llenos de turistas, segurísimo que son mega-relajantes.