Durante mi viaje por Escocia, fue en un pub de Inverness donde probé mi primer haggis, un plato típico de estómago de oveja relleno. Desde entonces, me parece imposible ir a Escocia sin probar esta especialidad, que, aunque no suena muy bien, tiene un sabor delicioso.
Solo pasé un día en Inverness, así que no pude visitar el Inverness Castle. Aun así, debo confesar que después de una semana por Escocia me salían los castillos por las orejas.
Me conformé con deambular por las calles y con cruzar los puentes suspendidos sobre el Ness. Me encantó pasear por esta ciudad. Es muy tranquila y sus viejos edificios de piedra le dan mucha categoría.
Para mí, que he trabajado en las Highlands del noroeste, perdida en la naturaleza con Ullapool como ciudad más próxima, ¡qué felicidad al encontrar la civilización en Inverness, tras 1 hora y media en coche! Era el destino perfecto en mis días libres. De vez en cuando, sentaba bien encontrar un poco de hormigón después de pasar varios meses en aquellos parajes salvajes frecuentando a los corderos. Aprovechaba esos momentos para subir hasta el castillo (reconstruido en el siglo XIX) situado en pleno centro de la ciudad; pasear a lo largo de los muelles y observar las bellas fachadas grises; escuchar a los cantantes en la calle peatonal de High Street; ir de compras al centro comercial de Eastgate y al Victorian Market; comer en los pubs e incluso ¡en un restaurante jamaicano (para cambiar de la comida tradicional escocesa)! ¡En Inverness, desconectaba un poco de mis duras jornadas de trabajo!
Es una ciudad agradable con, en mi opinión, el tamaño justo (poco más de 50.000 habitantes) que, fácilmente, se puede visitar a pie. Con Fort William más al sur, es la zona urbana más grande de las Highlands. Hay muchas tiendas tradicionales (lanas, kilts, joyas gaélicas) y otras menos típicas (marcas mundialmente conocidas). Inverness está situada en la desembocadura del río Ness que fluye desde el Loch Ness (a solamente 30 minutes en coche). Este río es el mayor encanto de esta localidad gracias, sobre todo, a sus sucesivos puentes y a sus orillas verdes. Inverness es, por tanto, une etapa ideal durante un viaje a Escocia para preparar tu visita a las Highlands, donde te esperan muchas maravillas.