Ya sabía que hay muchos castillos en Escocia, pero lo que no me imaginaba es que pudiera haber tantos en una ciudad tan pequeña. Sin embargo, estos no le quitan a Perth nada de su encanto de típica ciudad escocesa, lo cual no es difícil teniendo en cuenta que se trata de una antigua villa real.
Yo me conformé con ver el Black Watch Castle & Museum, el Elcho Castle y el Huntingtower Castle solo desde fuera. Así me ahorré bastante dinero y pude permitirme probar un buen haggis con una cerveza en uno de los pubs del centro de la ciudad.
Por último, indicar que, durante tu viaje por Escocia, Perth no es de obligada visita. Tiene mucho encanto pero nada especial que la haga destacar entre las demás. No me decepcionó pero tampoco volvería necesariamente.
A menos que quieras observar el estilo de vida local alejado de otros turistas (Perth puede ser un destino fuera de los lugares convencionales), detenerse allí sencillamente sirve para ver el ambiente de la ciudad, en realidad bastante clásica.
No tengo ningún recuerdo en particular, aparte de cuando deambulaba sólo durante la hora del almuerzo. Teníamos ganas de conocer los lugares cada cual a su manera. Habitada por unas 50.000 personas, percibí un ambiente muy tranquilo y apacible. Hay varios parques repartidos por toda la ciudad, y algunos museos están colocados para mejorar tu cultura local y en especial en lo que respecta al arte moderno.
Pero más que Perth, te recomiendo sobre todo la península de Fife. Habíamos recorrido en coche desde St Andrews, famoso por ser la capital del golf.