Tras circular por la izquierda por las pequeñas carreteras de los valles escoceses, descubrí el Loch Lomond. Refleja perfectamente la imagen que uno tiene en la cabeza de Escocia. Me encantó la atmósfera tranquila en torno al Loch. Es un sitio ideal para caminar. También ofrece actividades variadas, destinadas sobre todo a los habitantes de Glasgow, que van allí a pasar el fin de semana. Incluso tiene una playa.
Aproveché que estaba en el Loch Lomond para visitar una de las numerosas destilerías. La visita estuvo muy bien: empezaba por la fuente, en la naturaleza, después mostraba las técnicas de fabricación del whisky y terminaba con una cata. Por supuesto, hay que tener en cuenta que el objetivo de la visita es, sobre todo, comercial.
Tuve ocasión de atravesar el Parque Nacional de Loch Lomond conduciendo desde Glasgow hasta Inveraray. Con el tiempo que hacía me pareció la mejor opción. Aun así pude pararme en una de las numerosas zonas de aparcamiento a lo largo del lago. No me costó nada encontrar un rincón tranquilo, lejos de todas las miradas, y que no estuviese invadido por los turistas.
Durante tu viaje por Escocia, el Loch Lomond no es una visita imprescindible, pero jamás olvidarás este paisaje tan fuera de lo común. El agua está totalmente en calma, con tan solo alguna nubes de bruma flotando por su superficie. De fondo, un paisaje montañoso y el magnífico bosque.
Este lugar tranquilo y salvaje, a unos cuarenta minutos de Glasgow, es, en mi opinión, una mejor opción que el turístico Loch Ness. El parque se divide en cuatro zonas distintas: Loch Lomond y sus más de 30 islas, los Trossachs, con sus valles típicos y sus laguitos, Breadalbane, que marca el comienzo de las Highlands, y Argyll Forest Park, la mayor zona forestal de Gran Bretaña.
Sus paisajes típicos de montañas onduladas, viejos lochs, ríos resplandecientes y bosques de coníferas son un paraíso para los fotógrafos. También es un lugar muy apreciado por los senderistas, pero no solo por ellos, puesto que el Loch Lomond está rodeado de pueblos llenos de encanto como Luss, Balmaha y Drymen. Los amantes de la historia podrán vivir una experiencia única tomando el ferry hasta Inchcailloch, la mayor de las islas del Loch Lomond. Para mí fue una buena oportunidad de descubrir la historia milenaria de Inchcailloch a través de sus ruinas antiguas, hacer una ruta por la naturaleza e incluso acampar en un minúsculo terreno de camping.