Cuando visité Cayo Largo, no tenía mi título de submarinismo y me dio mucha rabia, porque bucear es una actividad imprescindible allí y las fotos del Cristo del abismo me pusieron los dientes largos. Me tuve que conformar con quedarme en la superficie, aprovechando la playa para bañarme y ponerme morena, lo cual tampoco está tan mal.
Fui a ver la Reina de África, el famoso barco de la película con Humphrey Bogart, antes de ir a bañarme con los delfines, actividad mítica del lugar de la que guardo un recuerdo estupendo. El contacto con los delfines fue un momento muy bonito.
Por último, no puedes marcharte de Cayo Largo sin haber probado sus especialidades de marisco y la famosa Lime Pie o tarta de limón, famosa en todos los Cayos.
Venía desde Miami cuando decidí ir a visitar los Cayos. Cayo Largo es la primera isla que hay que cruzar para llegar al final de este archipiélago. Allí hice mi primer alto en el camino. Seguro que encuentras algún lugar donde aparcar para darte un bañito en las cálidas aguas de esta parte del océano Atlántico.
Sin embargo, la arena de las playas de Cayo Largo tienen un pequeño inconveniente. Los árboles de la isla son, sobre todo, pinos, así que las playas están cubiertas de agujas. No es muy agradable para los pies y no se parece en nada a la idea de las grandes extensiones de arena blanca que tenía en mente. Sin embargo, superar esa prueba te hará valorar más tu baño en las aguas turquesas.
De todas formas, durante tu viaje por Estados Unidos, Cayo Largo no es de obligada visita.