La visita al mercado de Tsukiji ha sido uno de los recuerdos más inolvidables de mi paso por Tokio. Si bien el madrugón es inevitable, la verdad es que no me arrepiento de haber ido a Tsukiji para observar ese lugar único en el mundo.
Se desarrolla en el interior de un enorme hangar y se desliza a través de numerosos pasillos en medio de peces, cajas de mariscos, legumbres y muchos otros. La estrella del lugar: el atún rojo, un inmenso pescado muy codiciado por los japoneses, y que es un manjar en la gastronomía local, podremos ver cómo lo despedazan con la sierra eléctrica.
Me quedé sorprendido por este magnífico ambiente de mercado en especial la subasta que tiene lugar temprano a eso de las 5h. Se apresuran, corren, gritan, dan empujones, regatean, pequeños coches recorren a toda velocidad los pasillos... en resumen, todo un espectáculo. Sobre todo no te pierdas la degustación de sushi en Tsukiji, si hay un lugar en el mundo en el que tengas asegurado un pescado fresco, ese es allí.
Ten en cuenta que el mercado está a punto de ser trasladado a otro barrio de Tokio en 2016.
Au marché de Tsukiji, más vale que prestes a atención a donde pisas. Allí la actividad intensa, parece que estás en un hormiguero. Por lo tanto me aventuré con prudencia en medio de los camiones, motos y otras maquinas rodantes que todo tipo. Me divirtió ver que incluso había agentes para dirigir la circulación.
Para mí Tsukiji es, ante todo, uno de los mejores sushis del mundo, por lo que aproveche para un desayuno (vista la hora) pesco-vegetariano en Daiwa Sushi, ¡una verdadero institución! Dos sales simétricas pero minúscula de ocho cubiertos cada una. El chef prepara la fina comida delante de ti para una frescura total. Suficiente para que se te haga la boca agua.
Tras esta degustación fuera de la común, la visita sigue en medio de frutas y verduras, animales disecados incongruentes y numerosos puestos de street food… El ambiente me pareció más agradable en esta parte del mercado.