Sin duda yo era uno de los muchos viajeros que sentían un poco de temor al visitar la ciudad de Hiroshima, pero que me venció la curiosidad natural de visitar un lugar de una gran repercusión en la historia de la humanidad. En retrospectiva, no me lamento en absoluto de haber visitado la ciudad, y animo a todos los viajeros que tengan pensado ir a Japón a dedicar un día a visitar este lugar.
El interés principal de ir a Hiroshima es la visita al impresionante Museo de la Paz, un centro especialmente bien hecho y profundamente emotivo, con muchos testimonios, fotografías y reconstrucciones que permiten darse cuenta de lo que experimentó la población tras la explosión de la bomba atómica.
En el exterior, siempre me acordaré de ese edificio al que se denomina la cúpula, último testimonio visual de los efectos de la bomba.
Tras esta emocionalmente agotadora visita, te animo a que vayas a disfrutar de un agradable momento gastronómico saboreando la especialidad local, "el okonomiyaki", una especie de crepe japonés que preparan frente a tí en una placa ardiente.
Cuando hablamos de Hiroshima, inmediatamente nos acordamos de la bomba nuclear que explotó allí el 6 de agosto de 1945. Aquí permanece el único edificio que quedó en pie tras arrasar todo a su paso 10 km a la redonda. Se ha conservado desde hace 60 años. Cuando pasé al lado con mi hermano, de noche con toda la iluminación, caminamos enmudecidos a causa de toda la carga emocional que contiene el lugar, una gran solemnidad. Y los miles de grullas de papel enviadas por todos los niños del mundo nos conmovieron profundamente. Un auténtico mensaje de paz (para los japoneses, si se hacen mil grullas de papel, nuestros deseos se realizarán).
Pero Hiroshima no es solamente eso. Súbete al antiguo tranvía que recorre la ciudad. Es muy divertido ver el interior del tren, se tiene la impresión de dar un salto en el pasado de más de 30 años... Sin embargo, ten cuidado con los nombres de las estaciones, porque no es fácil entenderse con los caracteres japoneses.
Te recomiendo probar el okonomiyaki. Tiene una capa de pasta ( similar a la masa de las crepes), unas cuantas verduras cortadas en trozos con col, queso (hecho a la parrilla) y después de la salsa otra capa de pasta. Todo regresa de nuevo a la placa gracias a las manos expertas del cocinero que lo estaba preparando frente a nosotros, sobre una placa caliente. Sin embargo, recuerda ir con mucho hambre porque las porciones son enormes. Aunque realmente vale la pena probarlo, especialmente los de Hiroshima tienen mucha fama.