Auckland es la ciudad más poblada de Nueva Zelanda, con un millón y medio de habitantes. Suele estar animada y gustará a los amantes de la cultura, de los pequeños restaurantes y del shopping. Aquí podrás hallar también una quesería francesa. ¡Nada como degustar un buen reblochón en Nueva Zelanda, ciertamente caro, pero delicioso!
Aunque no me sedució demasiado el centro de la ciudad de Auckland, caí rendida bajo los encantos del pueblo victoriano de Devonport, totalmente accesible en ferry desde la ciudad. Saliendo desde allí podrás llegar en pocos minutos al Monte Victoria y disfrutar de una magnífica vista sobre Auckland y los volcanes de alrededor. Hazlo durante el atardecer. También podrás disfrutar de un panorama sublime sobre Auckland desde el Monte Eden, el cono volcánico más elevado de la ciudad.
La costa oeste, situada a unos treinta kilómetros de Auckland, resulta magnífica y poco frecuentada por los turistas extranjeros. Me impresionó mucho la playa de Muriwai, con sus acantilados escarpados, así como su impresionante colonia de alcatraces australes. Y para los que prefieren apartarse de rutas señalizadas, la playa de Bethells beach, más al sur, resulta también sublime.
Capital económica de Nueva Zelanda, Auckland es una ciudad dinámica y animada. Agrupa cerca de un tercio de la población que está marcada por un multiculturalismo reforzado por la presencia de comunidades asiáticas.
Instalado frente a la costa, el barrio de Wynyard cuenta con numerosos bares y restaurantes. Tomar una copa en una terraza fue, para mi, la ocasión de asistir a la vuelta de un barco de pesca y de observar a los marineros concentrados en cortar el pescado fresco. La distribución del lugar ha sido muy pensada, adaptada al mar, y propone varios lugares para descansar durante el paseo.
El ferri desde el centro de la ciudad me llevó hasta Rangitoto Island, isla volcánica salida de la aguas hace unos 600 años. Un corto paseo, de unas 2 horas, me permitió alcanzar el borde del cráter y disfrutar de una vista panorámica de la ciudad de Auckland y del golfo Hauraki.
La "ascensión" del Monte Eden y del One Tree Hill, volcanes dormidos encajados en el corazón de la ciudad, me permitió tener una vista despejada y ¡frecuentar a mis primeros corderos neozelandeses!
Procuro evitar las ciudades de Nueva Zelanda; prefiero visitar los rincones más apartados, de ahí que prefiera la Isla del Sur, la menos poblada. Auckland es una ciudad agradable, aunque no recomiendo venir hasta ella en coche. Los aparcamientos son muy caros y las calles de 4 carriles pueden resultar una pesadilla.
Lo que más me gustó fueron los alrededores de puerto, un lugar que me encanta. Por otro lado, esta zona se ha renovado completamente, y resulta muy agradable para dar paseos. Hay muchos bares y restaurantes que pueden visitarse de noche; también puedes tomar uno de los ferries para dirigirte a las islas de alrededor. Waheke, Devonport... lugares que tienes que descubrir si cuentas con tiempo durante tu estancia en Nueva Zelanda.
Auckland cuenta también con algunos museos, lo cual es estupendo, pero si solo tienes tiempo de hacer una sola cosa, sube a lo más alto de la Sky Tower ¡y trata de luchar contra el tiempo haciendo fotos inolvidables desde allí!