Uzbekistán se presenta como un estado laico. Sin embargo, el Estado controla oficiosamente las prácticas y el panorama religioso.
Una mayoría musulmana
Durante tu estancia en Uzbekistán te verás inmerso en la religión musulmana, que domina con un 94% de la población desde el siglo VIII, cuando los árabes conquistaron Asia. Las mezquitas y los minaretes marcan el paisaje y muestran el esplendor de la arquitectura islámica. El panorama religioso en Uzbekistán se compone principalmente de musulmanes suníes. Los chiíes representan sólo el 1% de la población.
Durante el régimen soviético, la religión se convirtió en un problema y Moscú hizo una dura campaña contra el Islam. Muchos musulmanes fueron deportados y las mezquitas se cerraron.
El retorno a la independencia fomentó la aparición de un islam moderado, a pesar de la presencia de algunos grupos radicales. A pesar de las reglas de la tolerancia y respeto a las prácticas religiosas, el Estado mantiene un fuerte control sobre los diversos grupos religiosos.
Las minorías
Durante un viaje a Uzbekistán, constatarás la presencia de otras minorías religiosas, incluyendo la ortodoxia, heredera de la ocupación rusa. El judaísmo, el catolicismo, el luteranismo y el budismo, así como algunas comunidades bautistas, representan una pequeña parte de la vida religiosa, apenas el 2%.
La comunidad cristiana ha sufrido persecuciones, a pesar del discurso del respeto a todas las prácticas religiosas que mantiene el gobierno.
El folclore
El arte folclórico tradicional es muy interesante. El arte refleja todas las creencias religiosas anteriores al islam, que mezclan el chamanismo, el zoroastrismo y de la filosofía de Mazda. Estas prácticas relacionadas con la naturaleza ya no se consideran religiosas.
