La visita al Monument Valley es excepcional. Yo opté por hacer una visita guiada, pero puedes usar tu propio coche. Las formas esculpidas por los elementos dan nombre a los lugares llamados "tres hermanas", "ojo del sol" u "oreja del viento". Los dos últimos fueron los que más me impresionaron; me dejaron, literalmente, sin habla.
En mitad del parque, podrás contemplar las vistas y comprar objetos de artesanía de los navajos. Incluso te ofrecerán inmortalizar tu visita a lomos de un caballo sobre un promontorio rocoso, para que parezca que estás en La diligencia o Hasta que llegó su hora de John Ford, que ha dado su nombre al mirador del valle.
Hay lugares del mundo a los que a uno le gustaría volver una y otra vez. Para mí, el valle de los Monumentos (o Monument Valley) forma parte de ellos.
Tuve la suerte, durante mi periplo por Estados Unidos, de poder recorrer el lugar a caballo acompañada de un formidable guía navajo. Me hizo descubrir las diferentes rocas, que su tribu llama "el ojo que llora" o incluso "la bota de cowboy". Tuve la sensación de ser un vaquero en el Lejano Oeste, con ese paisaje lunar.
Del Valle de los Monumentos, siempre recordaré sus inmensos picos de roca roja apuntando hacia el cielo, como vestigios mágicos de tiempos pasados.