Minneapolis hay que verla por sus museos, como el Minneapolis Institute of Art, y su universidad, que también tiene muchas galerías con obras de Duane Hanson y de pop art. El Sculpture Garden es otro imprescindible, donde podrás ver la cereza gigante, emblemática de la ciudad.
En el Mill District, el Guthrie Theater me encantó por su arquitectura desconcertante. Me da pena no haber podido ir a ver una de las muchas comedias que representan allí.
Me encantó pasearme por la ciudad por su arquitectura, y por la sensación de estar siguiendo las huellas de Bob Dylan o de haberme metido en el decorado de la película Fargo de los hermanos Cohen. En mi opinión, Minneapolis es una pequeña joya de obligada visita durante un viaje por Estados Unidos, donde la gente es tan cálida y acogedora que en invierno te olvidas de que estás a 30 grados bajo cero.