Durante mi viaje por Estados Unidos y Canadá, pasé tres días estupendos recorriendo el Parque Nacional de Denali.
Sabiendo que la palabra clave es LNT (siglas de Leave No Trace) y que ninguna ruta de senderismo existe oficialmente, es un placer poder ir por cualquier sitio, explorar zonas realmente salvajes y cruzarse, de tanto en tanto, con los animales que viven en su entorno natural.
Por otro lado, el sistema de lanzaderas que recorre el parque tiene una doble ventaja: ningún coche irá a contaminar tu experiencia y, sobre todo, podrás recuperar fuerzas y retomar tu ruta en cualquier lugar. Es decir, tendrás una libertad absoluta para elegir tus rutas e itinerarios, un lujo que no encontrarás en ninguna otra parte.
En resumen, el Parque Nacional de Denali es de obligada visita durante tu viaje por Alaska.
Tuve la oportunidad de quedarme dos días en el Parque de Denali y me lo pasé estupendamente disfrutando del entorno. Aunque el parque es inmenso, solo lo atraviesa una carretera y el trayecto está organizado mediante autobuses que te pueden dejar en cualquier lugar, o en los distintos visitor centers. En efecto, puedes caminar por cualquier parte del Parque de Denali, aunque siempre corriendo el riesgo de toparte frente a frente con bestias inmensas como los osos. En general, se suele optar por hacer caminatas organizadas en grupo guiadas por un ranger.
La verdad es que yo no lo hice y me fui hasta Kantishna, en un extremo del parque. Desde allí, estuve caminando 2 o 3 horas hasta llegar a Wonder Lake, con unas vistas y un juego de reflejos sublimes.
Después desanduve el camino para estar más cerca del visitor center de Eielson, donde hay algunas rutas muy bonitas y donde tuve la suerte de ver osos por primera vez. Bonitos recuerdos y un parque que fascina por su belleza. El único inconveniente es que desde el autobús cuesta mucho hacer fotos por los tumbos que da y por la suciedad de las ventanas.