Un puerto en el medio de los glaciares
Aconsejo:
Visitar Whittier con el tiempo cubierto o cómo creerse en el fin del mundo.
Mi opinión
Alaska, el territorio ruso vendido a los Estados Unidos a finales del siglo XIX, y sin duda el viaje más hermoso que he podido hacer. Enamorado de los glaciares y las montañas, fui, durante este periplo, tratado como un rey.
Whittier es un pequeño puerto de pesca atrapado en el medio de los glaciares milenarios de Alaska. Embarcamos (o desembarcamos) en Whittier la mayor parte del tiempo para tomar el expreso costero que atraviesa la bahía de Prince William Sound antes de alcanzar el puerto petrolero de Valdez. Algunos cruceros vienen, igualmente, a relajarse a Whittier. Para llegar allí, hace falta tomar un túnel de varios kilómetros que tiene la particularidad de haber sido construido para el tráfico rodado... y ferroviario. Su acceso está regulado y hay que pagar.
Whittier es un lugar en el que es difícil quedarse: solo hay un hotel, un café y un terreno para las casas rodantes y las autocaravanas. Subsisten también algunos edificios desafectados de la armada americana que le dan al pequeño puerto un aire siniestro, sobre todo con mal tiempo. El contraste con los glaciares milenarios que dominan la bahía es impresionante. Poco acogedor por su arquitectura y su ausencia de atractivos turísticos, es, sin embargo, un lugar con una fuerte personalidad que no dejará indiferente al viajero.
