Santa Cruz es una ciudad llena de encanto, cuya construcción contrasta con las demás metrópolis californianas. Domina la naturaleza y están prohibidos los grandes carteles de las cadenas de restaurantes de comida rápida, así como estos restaurantes en sí. Para mí, que prefiero la tranquilidad y la naturaleza, es la ciudad ideal para pasear.
Si buscas más animación, ve al boardwalk (paseo marítimo) para montarte en el carrusel, jugar al pinball o comerte un algodón de azúcar. A mí me resulta demasiado ruidoso, pero es divertido.
Sin embargo, el Mystery Spot me decepcionó un poco. Según los guías, un posible desajuste de la atracción terrestre provoca unos fenómenos sorprendentes que se pueden observar desde allí. Sin embargo, se trata más bien de trucos e ilusiones ópticas, y antes de llegar no te avisan de que el parking cuesta 5 dólares, además del precio de la entrada.