Durante mi viaje en coche por Estados Unidos, decidí desviarme (mucho) del camino para ver el famoso 4-Corners Monument, y, al menos a mí, no me emocionó demasiado.
El lugar, situado en pleno territorio navajo, está bastante aislado, así que no esperaba sufrir las habituales hordas de turistas. Pero de eso nada: la dificultad (relativa) para llegar hasta allí ya no asusta a nadie. Además, el Visitor Center y la tienda de artesanía local acaban totalmente con la sensación de soledad que solía reinar antes.
La verdad es que, una vez allí, el paisaje es curioso, en la misma línea de los sitios que había visitado antes (como Monument Valley). Sin embargo, el 4-Corners Monument en sí no tiene nada de especial e incluso es más bien decepcionante y artificial, por un precio de 5 $ por persona, y en efectivo.
Creo que el 4-Corners Monument no es de visita obligada, a no ser que tengas muchas ganas, que busques algo fuera de la común o que quieras hacerte un selfie en el cuadripunto.