Ya decidas ir desde Seattle hasta San Diego, o, como hice yo, recorrer solo una parte, la verdad es que es toda una experiencia si te gustan los grandes espacios, el mar, ¡y conducir! Yo fui desde San Francisco hasta la mitad del estado de Oregón, es decir, recorrí unos 500 kilómetros.
En esta carretera hay de todo: nunca te quedarás sin gasolina, sin restaurantes o sin alojamiento. Siempre y cuando prestes atención, claro. Es cierto que, durante muchas horas, solo verás el océano a un lado y los bosques al otro: este viaje por Estados Unidos ofrece una auténtica sensación de libertad.
Los paisajes de la costa del Pacífico se suceden, pero no se parecen entre sí. Lo mismo ocurre con el tiempo, a veces se pasa de un sol radiante a una niebla espesísima. ¡Por suerte, los impetuosos vientos del océano la barren enseguida!
La costa del Pacífico tiene unos paisajes impresionantes a lo largo de los kilómetros que separan las ciudades de San Diego, al sur, y Portland, al norte. Durante mi visita al oeste de Estados Unidos, comencé mi recorrido en la frontera con México para terminar en Canadá, durante un viaje de dos meses.
Esos dos meses se quedarán por siempre grabados en mi memoria. La playa, las olas, los surfistas y ciudades como Malibú, Beverly Hills, Santa Bárbara o Santa Fe me recuerdan a mi infancia y a las populares series que veía mi madre en la tele. Para mí fue un placer recorrer ese camino y alternar las excursiones por los parques naturales con visitas a las ciudades. Cada ciudad era más bonita que en la anterior. Estaban muy limpias y la gente comía alimentos ecológicos y hacía footing. Quizá sean tópicos, pero, sinceramente, es lo primero que me viene a la cabeza cuando recuerdo esta aventura por la costa oeste de Estados Unidos.