Este fascinante desierto (uno de los más grandes y más difíciles del mundo) antaño constituía una etapa de la legendaria Ruta de la Seda.
El desierto de Gobi, prácticamente cubierto de piedras y no de arena como cabría esperar, ofrece una amplia gama de paisajes: dunas de arena, montañas, planicies inmensas, estepas desérticas, oasis y lagos.
Es posible llegar desde Pekín en tren o en avión hasta las ciudades de Baotou, Hohhot o Jiníng, que se encuentran a las puertas del desierto de Gobi. El Transmongoliano, una variante del mítico Transiberiano, une Jiníng con Ulán Bator, la capital mongola, atravesando el desierto. Los aficionados al senderismo y las caminatas podrán explorar las pistas del Gobi, a caballo ¡e incluso en camello!
A tu paso por Mongolia, no puedes ser tan sibarita entre una inmensidad tal de terreno. Los trayectos suelen ser muy largos y, teniendo en cuenta las condiciones de circulación, no es raro que surjan imprevistos. Yo la verdad es que me organicé bastante bien las idas y venidas desde Ulán Bator. Me movía con un todoterreno, a caballo o... ¡a camello! Es el medio de transporte que usan los nómadas que viven allí, así que lo recomiendo completamente.
También aconsejo ir a las montañas de Gurvansaiján, a los acantilados llameantes de Bayanzag y a la garganta de Yolyn Am, donde encontrarás bloques enormes de hielo incluso en pleno verano. Pero, de todo, lo que me pareció más impresionante fueron las dunas de Khongoryn Els. Eran verdaderas montañas de arena que se extendían a lo largo de más de ciento ochenta kilómetros. A los aficionados a la arqueología les encantarán los paisajes fósiles. Hay bosques petrificados y también huevos y esqueletos de dinosaurios.
El Gobi es, sin duda, uno de los lugares más despoblados del planeta. Allí te cruzas con más animales que humanos. Durante mi aventura en Mongolia, quitando los sitios más turísticos, como los hielos de Yolyn Am, prácticamente no me crucé con nadie. Hay que decir que es un desierto atípico, con estepas áridas, montañas y dunas que se extienden a lo largo de muchos kilómetros. Y la superficie suele estar cubierta de piedras, más que de arena. Yo, concretamente, me quedé por el desierto de piedras y por las montañas cercanas a Yolyn Am.
El desierto de piedras es bastante hostil, entre el calor que hace y el sol, que te quema la piel. Ante ti, explanadas inmensas y áridas en las que solo unos pocos brotes crecen a duras penas acá y allá. Por el contrario, si subes a las colinas de Yolyn Am, los paisajes son más ondulados y armoniosos. A lo lejos, se ven dunas de arena muy bonitas. Es importante llevarse ropa de abrigo. Allí las noches son tan frías como los días calurosos.
El Gobi es un sitio estupendo para observar a los animales que lo habitan. Entre los caballos, las cabras, los yaks y los camellos, se puede decir que tiene una fauna diversa.