Mongolia es un país budista tibetano. Sin embargo, a lo largo de los siglos y de la historia, las prácticas religiosas se han ido modulando, dando como resultado creencias y cultos interesantes. Combinando el respeto a las deidades y los contactos con los espíritus, estas creencias están simbolizadas por los rituales y la organización de la vida cotidiana.
Historia de las religiones
El chamanismo y el budismo se han sucedido durante los siglos. El primero existe desde hace mucho tiempo en Mongolia. Nació alrededor del lago, hoy situado en Rusia. En 1269, el lamaísmo apareció en el país y derrocó al chamanismo. Un siglo más tarde, en 1369, el chamanismo resurgió con la caída de la dinastía Yuan.
Con la influencia de Lhasa, corazón espiritual del Tíbet, Mongolia se convirtió al budismo tibetano en 1563. Pero el chamanismo, lejos de desaparecer, permanece anclado en la moral y estos dos ritos coexistían y se mezclaban: algunos espíritus chamánicos están "duplicados" en deidades budistas. En realidad fue importante para el budismo coexistir con el chamanismo, fue la manera de que la religión siguiera en la mentalidad colectiva. Esto se nota en algunas costumbres, como en el ovoo, un montículo de piedras más o menos grandes que a menudo vemos durante un viaje a Mongolia. El ovoo existía mucho antes de la aparición del budismo y se utilizó para honrar a los espíritus. Los budistas añadieron las banderas de oración.
Durante el siglo XIX, Mongolia tenía un gran número de templos y monasterios, lo que llevó a una población sedentaria.
Las creencias convivían bastante bien, hasta la llegada de los comunistas, que interrumpió los hábitos de todos. Aparte de la destrucción masiva de lugares de culto, los lamas fueron perseguidos, asesinados o encarcelados. El budismo estuvo prohibido durante muchos años.
Después de la caída de la URSS, estas creencias, lejos de morir, experimentaron un aumento. En 1994 se aprobó una ley sobre la libertad de culto, permitiendo a otras religiones ser reconocidas y construir sus propios lugares de culto. Los templos que habían sido arrasados durante la era soviética fueron restaurados, y las ceremonias prohibidas se reanudaron, como el Cham (danza de máscaras que representa una lucha entre espíritus buenos y malos). Durante una estancia en Mongolia, la arquitectura de los templos te sorprenderá, ya que es una mezcla tibetana y china. Algunos monasterios, como el de Gandan, centro espiritual de Mongolia, combinan los toques coloridos chinos y los tonos sobrios tibetanos.
El chamanismo
Aunque no se le puede llamar religión (ya que no tiene doctrina ni escuela), sigue siendo una faceta esencial de Mongolia. Un chamán es un chamán básicamente por herencia o por sus capacidades. Puede entrar en trance para hablar con los espíritus. Después del trance, vuelve en sí y puede dar respuestas a las preguntas de los vivos... El trance es un momento impresionante y peligroso a la vez.
El chamanismo es una especie de visión del mundo habitado por seres vivos, espíritus de animales y almas de difuntos. En el chamanismo, todos estos elementos se relacionan. Los espíritus habitan todos los objeto del universo. Este universo requiere de ciertos rituales para que los espíritus sean debidamente honrados. También, aunque no se imparte educación en estos códigos y ritos, están presentes en la vida en momentos como la organización de la yurta (símbolo de una visión del mundo).
El chamanismo, a diferencia de las religiones, no diviniza a los espíritus sino que los humaniza. La relación con los espíritus y las fuerzas de la naturaleza es vista como un intercambio. Para tener un buen año, con un caza eficaz, hay que ofrecer algunos regalos a los espíritus, como comida, tabaco...
