Me gustó especialmente este sitio, al que tuve ocasión de volver varias veces durante mi estancia de tres meses en Nepal, incluso durante el aniversario de la fiesta de Buda.
La imagen de los fieles practicando su ritual de girar alrededor de la estupa es inspiradora hasta para el más ateo. Las calles de los alrededores están llenas de sitios típicos y agradables para disfrutar de un buen desayuno y de la comida local. Puedes saborear un café helado en la terraza de uno de los muchos cafés que hay al lado de la estupa, y pasearte por las tiendas llenas de mandalas y de objetos típicos del país.
Donde sea que dirijas la vista, cada gesto y cada ritual te intrigará. Es un sitio donde te sentirás en sintonía con el corazón del país y a la vez conectado con el mundo.
Una vez dormí en el hotel justo al lado de la estupa. Tengo que avisar (yo no lo sabía entonces) de que las actividades nocturnas alrededor de la estupa también son algo especiales. Los fieles van hacia las 2 de la madrugada y llevan a cabo el llamado rito de circunvalación, que consiste en caminar alrededor del santuario y tumbarse boca abajo en el suelo después de cada paso, extendiendo los brazos como si nadaran estilo braza... Es algo bastante chocante a los ojos de los no conocedores, que se encuentran el espectáculo desde la habitación de su hotel. En muchos casos, los fieles llevan una especie de raquetas de madera en las manos, que raspan el suelo con cada movimiento de "braza". Cada sonido de este tipo a cada paso convirtieron mi noche, por cierto, en una noche en vela...