En mi opinión, Margilan representa la artesanía uzbeka en todo su esplendor: ahí encontramos las técnicas tradicionales, un bazar enorme, y algunos autocares turísticos, no muchos por suerte.
Recomiendo una visita de medio día a un taller de seda. Ahí verás una mezcla de bellísimos productos además de la explicación técnica sobre su creación, con el fascinante contexto del pasado y la Ruta de la Seda.
Después puedes ir al mercado de Margilan, que es muy tradicional: es la oportunidad de degustar frutas y verduras en los puestos o un plato de "Plov" (plato tradicional de Uzbekistán) en el mismo mercado.
No es para quedarse demasiado tiempo. Rishtan te espera con su cerámica de colores, sobre todo si es domingo, cuando el mercado Kumtepa abre. Situado entre Margilan y Rishtan, en este mercado puedes comprar artesanía tradicional uzbeka. Encontrarás más surtido, mejor calidad y precio que en las ciudades más turísticas.
Fundada, según la leyenda, por Alejandro Magno y parada importante de la antigua Ruta de la Seda, Margilan ofrece al viajero bastante poco de sus tesoros del pasado. Aunque queden pocos remanentes físicos de su pasado, Margilan cuenta con una de las fábricas de seda más impresionantes del mundo, que emplea a más de 2.000 personas.
Sólo pasé muy rápido por Margilan y no recuerdo que sea una ciudad particularmente interesante. Hay mezquitas muy bonitas en el centro de la ciudad, que denotan el marcado conservadurismo religioso de esta ciudad uzbeka de cerca de 150.000 habitantes. Sin ser una etapa imprescindible de un viaje a Uzbekistán, dedicar unas horas a las fábricas de seda puede ser interesante.