Mi opinión
Cairns es una réplica de Airlie Beach (el pueblo situado más al sur por la costa), pero a escala de una ciudad: es también allí donde se reúnen los viajeros para descubrir la Gran Barrera de Coral y hacer fiestas en los numerosos bares de la localidad. Al igual que en Airlie Beach, encontrarás una laguna (mucho más grande) muy agradable para pasar un día relajado, aunque a veces hay que dar unos cuantos codazos para hacerse sitio y colocar la toalla. Hay compartimentos para dejar los objetos personales, y también cuenta con duchas y vestuarios como en la piscina. Esta laguna artificial se encuentra al lado del mar, donde está prohibido bañarse. (No hay más que observar la marea que baja tan rápidamente como ha subido, y pensar en todos los animalitos que te puedes encontrar como las medusas microscópicas mortales, para que se te pasen las ganas de meter el pie).
Después de la laguna, date un paseo por Cairns; aprovecha para hacer unas compras en los puestos de recuerdos. Aquí los precios no son muy altos, comparados con otras ciudades de Australia. Cairns recibe una cierta influencia asiática. Por ello, verás numerosos restaurantes y sabores diferentes de ese continente. Al caminar por el centro de la ciudad te recomiendo pararte a beber un bubble tea, un té con burbujas originario de Taiwán: un té (frío o caliente, como te guste) con bolas de tapioca de sabores a elegir, perfecto para refrescarse. Por la noche pasa un buen rato en un pub de la calle Sheridan. Por mi parte, después de entretenerme en uno de los pub de la calle, salí a tomar unas copas en los bares de la zona, que la mayoría son terrazas. Música en vivo, cocoteros y puestas de sol, allí sentí el placer de vivir. En esos bares pude conocer a la típica juventud australiana (rubios, musculosos, en camiseta y chanclas).
En Cairns quería, como el resto de los mortales, ver la Gran Barrera de Coral, así que reservé el tour más barato: un día por la isla más cercana a Cairns, Green Island. Tal vez no fue la mejor elección: me lancé a hacer snorkel y aparte de una tortuga, no ví gran cosa; el coral casi había desaparecido, salvo en el muelle. Por el contrario, la isla es paradisíaca, con su caminito que atraviesa el húmedo bosque, si bien demasiado turístico para mi gusto. Si cuentas con los medios, no dudes en alejarte un poco más por el arrecife.
Por último, gracias a los conocimientos de un local, pude descubrir un pequeño lugar que no se encuentra en las guías: el lago Morris, en las colinas de Cairns, una reserva de agua artificial en mitad de la naturaleza. La carretera para llegar serpentea por la montaña y desvela una hermosa perspectiva de Cairns. El lago Morris es un lugar tranquilo y hermoso, apartado de los lugares convencionales.
