Casi toda mi familia procede de Recife. No soy muy objetiva cuando se trata de esta ciudad, pero lo voy a intentar...
Las tres cosas que más me gustan de Recife son: el Instituto Brennand (parque, esculturas y la grillada de un castillo medieval lleno de cachivaches), la playa de Boa Viagem (no metas ni un pie o te arriesgas a que te devoren los tiburones) y el casco viejo.
El casco viejo está hecho polvo, hasta hay quien dice que podrido. Pero de pequeña solía acompañar a mi abuela y le tengo mucho apego.
El Recife Antigo está chulo también por sus barecillos de burgueses bohemios. En el casco antiguo se encuentra además la sinagoga más antigua... ¡de todo el continente americano!
Si vas a Recife, hay en la región algunos sitios de visita obligada durante un viaje por Brasil : Olinda, Porto de Galinhas y Fernando de Noronha.
Hice escala en Recife durante miviaje por Brasil y llegué en pleno carnaval. Elegante, un tanto diferente, más pequeño, ¡pero muy divertido!
A pesar de las noches a ritmo de salsa, me las arreglé para visitar el centro de la ciudad. Vi la primera sinagoga de América, construida en 1630, y dos iglesias totalmente blancas. Paseé por el mercado, que ofrece frutas y verduras en grandes cantidades. Degusté un "suco" (zumo de fruta) y descubrí la acerola, una pequeña fruta un tanto ácida que contiene 140 veces más vitaminas que la naranja.
Encontré muchas similitudes con Venecia, ya que Recife está bordeada por 3 ríos cruzados por numerosos puentes.
No pude dejar de visitar Olinda, una ciudad realmente preciosa, y luego volví a la pousada para refrescarme en la piscina, porque estaba sudando a mares.
Mezcla de influencias holandesas (plano de la ciudad), portuguesas (arquitectura barroca) y africanas (el ritmo del maracatú ), Recife es una ciudad bastante peculiar. A primera vista no seduce, pero uno acaba rindiéndose a sus encantos. El ambiente es tranquilo y agradable, cosa que uno no se espera de una ciudad con 1,5 millones de habitantes.
Te recomiendo encarecidamente un paseo por el Recife Antigo, así como por los barrios de Santo Antônio y de Sao José. Sus respectivos puntos fuertes son la Capela Dourada y el mercado, concebido por un arquitecto francés, donde se vende pescado, frutas y verduras, especias, y artesanía (cestos de paja, tapetes, etc.)
La vida cultural es muy intensa: asegúrate de informarte antes sobre los conciertos y espectáculos durante tu estancia. Las actuaciones son en general asequibles, cuando no gratis.