
Los finlandeses están bastante unidos en sus creencias, ya sea en términos de religión o de creencias más "míticas".
La mayoría de los finlandeses son cristianos. Más concretamente, algo más del 75% de la población es de confesión evangélica luterana, que es la principal confesión en el país. La Iglesia Evangélica Luterana es la religión del Estado, y el Presidente de la República es también el jefe de la Iglesia (aunque el ex presidente Tarja Halonen declaró no ser parte de la Iglesia Luterana). Tradicionalmente, es el arzobispo de Turku quien dirige la Iglesia Así que es ahí donde has de ir para ver los edificios religiosos más antiguos.
La Iglesia Ortodoxa es la segunda religión nacional, aunque mucho más modesta: sólo el 1% de la población se declara ortodoxo. En cuanto a las otras religiones, hay cerca de 50.000 protestantes y el mismo número de musulmanes. Unas 10.000 personas pertenecen a la Iglesia Católica y alrededor de mil son judíos (hay sólo dos sinagogas en Finlandia, en Helsinki y en Turku).
La libertad de culto es total desde 1923 en Finlandia.
Por encima de las religiones y del ateísmo, el sisu es un estado de ánimo compartido por todos los finlandeses. Hasta el punto de que la Finlandia después de la Segunda Guerra Mundial se autodenominaba "el país de las tres S: Sisu, Sauna y Sibelius, una caricatura que dura hasta estos días.
El sisu es un término finlandés difícilmente traducible. También es difícil de definir. Es una mezcla de perseverancia, determinación, coraje y paciencia, con que los finlandeses afrontan su día a día. Hay sisu bueno y malo. El "buen" sisu permite a los finlandeses superarse a sí mismos, mientras que el malo ocasiona orgullo y terquedad.