La bonita localidad de Trani tiene una magnífica catedral que sobresale entre las calles estrechas. La catedral es una visita imprescindible. Su cripta se ha mantenido casi en su estado original y se puede subir al campanario, que te asegurará unas vistas impresionantes del pueblo y el mar. No dudes en perderte por sus calles, en las que, seguramente, encontrarás algunos vestigios de la Edad Media.
Pero si aún no estás convencido de detenerte en esta pequeña joya, añadiré que el puerto y el paseo marítimo son magníficos, con la antigua fortaleza sumergiendo sus pies en el agua y las iglesias que puedes ver por el camino. Después, puedes relajarte en la playa y terminar el día en uno de los numerosos restaurantes bebiendo uno de los excelentes vinos producidos en los viñedos del pueblo.