Situada en las colinas de la campaña romana, la pequeña ciudad de Tívoli puede estar orgullosa porque, a pesar de su tamaño, tiene dos emplazamientos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En primer lugar, la Villa Adriana, el destino de veranero del emperador romano Adriano y que se mantiene en perfecto estado de conversación y muestra la decadencia del lugar. Algo más lejos se encuentra la Villa de Este, construida catorce siglos después y cuyos jardines y fuentes son absolutamente increíbles.
Sin embargo, Tívoli no se reduce simplemente a estos dos emplazamientos, ya que la ciudad cuenta con un centro muy agradable y un castillo-fortaleza que data de la época renacentista. La poca distancia que separa a esta ciudad de Roma, hace de ella una escapada de un día perfecto durante un viaje por Italia, aunque debes saber que en verano la ciudad está repleta de turistas.
Si visitas Roma, te recomiendo que hagas una parada en Villa Adriana, a 6 kilómetros de Tivoli. Se trata de un ostentoso complejo arqueológico, un auténtico tesoro situado en un paisaje de olivos y cipreses de la campiña romana.
Cuenta con, al menos, 2 horas para realizar la visita completa: la villa de Adriano tiene una superficie de ¡120 hectáreas! Yo recomiendo empezar por el teatro marítimo que, en realidad, es una villa situada en un islote circular, a la que se accede a través de un puente. Encontré este lugar absolutamente encantador, con sus termas recubiertas de mármol blanco. También, recomiendo la sala de las pilastras dóricas, por su magnifico pórtico.
La Villa de Este, en Tivoli, me gustó especialmente por su ambiente mágico. Me fascinó la lujosa decoración del palacio de Este, particularmente, en las salas ceremoniales, pero, sobre todo, los jardines de la villa, que me encantaron por su exuberante vegetación y sus estanques.