Visité Bosa durante mi estancia en Italia, descubriendo así Cerdeña. Como venía de Macomer, entré por el puente nacional que atraviesa el río. Es la única ciudad de Cerdeña que tiene un puerto fluvial.
Comencé por caminar hacia el pequeño puerto que abriga las barcas de los pescadores, de madera, pintadas de vivos colores. Después, seguí el "corso" Vittorio Emanuele, arteria principal de la ciudad, bordeada de hermosos edificios. Desviándome un poco de mi camino, fui hasta la iglesia del Rosario que tiene un reloj muy bello.
Por una sucesión de pequeñas callejas, llegué al centro histórico en el barrio de Sa Costa, donde dejé que mis pasos me guiasen. Terminé mi visita subiendo hasta el castillo que domina la ciudad, el castillo de Malaspina. Las murallas están muy bien conservadas y el castillo en sí mismo está en fase de restauración. Siguiendo el camino de ronda, descubrí una magnífica vista de 360º de todo el valle así como de la ciudad ubicada a sus pies.