Esta ciudad fortificada por los beréberes esconde muchos tesoros arquitectónicos. Las murallas que datan del siglo XII y protegían la ciudad de los ataques de la época aportan un ambiente particular.
Fui a Bab Rirh, en la parte alta de la ciudad, y me gustó mucho la vista desde esta puerta: plantaciones y cadenas montañosas dejan paso al bosque de Tazzeka.
Después visité la Median de Taza que también ofrece una bella vista de la región. Era la primera vez que descubría una medina en un ksar (castillo), y me gustó mucho. La gran mezquita y su minarete tienen toda la belleza de la cultura almohade; en su interior puedes descubrir una de las arañas de bronce más antiguas del país (la entrada está reservada a los musulmanes).
No tuve tiempo de visitar la región de Tazzeka que parece ser una región verde, propicia para el senderismo, si vas, no te pierdas la famosa cueva de Formato y las cuevas de los alrededores.