Las cascadas de Ouzoud están situadas en la zona del Medio Atlas, al noreste de Marruecos. Para los amantes del aire libre, este sitio es estupendo.
Lo que más me gustó de las Cascadas de Ouzoud es la calma que reina allí. Cuando pasamos por Ouzoud, llevábamos ya varias semanas recorriendo Marruecos. Tras algo más de un mes allí, empezaba a tener un poco de cansancio cultural. Los vendedores reclamándonos todo el rato, tener que regatear con ellos para conseguir un precio razonable, el ruido constante de los coches y de los cláxones... En definitiva, esta parada en Ouzoud me hizo mucho bien.
¡Pero ten cuidado con los monos! Hay un grupo de macacos que viven allí y, como están habituados a la presencia humana, pueden llegar a ser un poco agresivos a la hora de robarte la comida para echarse algo a la boca.
Me encanta la dulce melodía de las cascadas, con un rugido impresionante, que es la expresión misma del fantasma de los pueblos de las regiones del sur del desierto: agua en abundancia, ¡con cascadas de más de 110 metros de altura!
Este lugar paradisíaco atrae cada verano a turistas extranjeros y marroquís que desean hacer un picnic con los pies en el agua, tomando un buen té a la menta.
Si eres amante de los viajes deportivos no olvides el bañador para entregarte a las zambullidas heladas, en un ambiente festivo y musical. Todo bajo la mirada de los macacos, los únicos monos sin cola del mundo, que han elegido las cuevas de las cascadas como residencia.
Para mí, si haces un viaje por Marruecos, no te puedes perder las cascadas de Ouzoud. Los interminables saltos de agua, con una caída de más de 100 metros, están situados a mil metros de altitud, en el Atlas Medio.
Acuden muchos turistas, ya que se consideran las cascadas más altas y más impresionantes de todo Marruecos. Mi consejo es que vayas entre semana para evitar las multitudes.
Con un poco de suerte, podrás observar el famoso arco iris de las cascadas de Ouzoud. No pierdas la oportunidad de dar un buen paseo por la zona, es sencillamente preciosa: valles exuberantes donde te cruzarás con pastores solitarios y sus burros, aldeas perdidas en mitad de los olivos, higueras y almazaras tradicionales.