La entrada al valle ofrece panorámicas totalmente sublimes, con áridos paisajes rocosos y montañas en tonos ocres y rosas atravesadas por el curso del uadi, que da vida a una frondosa vegetación con palmeras, dátiles y, por supuesto, rosas. En efecto, aquí se introdujo una gran variedad de rosas para mantener a las cabras alejadas de los cultivos. Hoy en día, estas rosas dan nombre al valle y se han convertido en uno de los motores de la economía local, con una gran producción de agua de rosas que se vende a nivel local, o bien a la industria de la perfumería y la cosmética.
Además de las rosas, a mí personalmente me impresionaron la cantidad de aldeas bereberes tradicionales de barro esparcidas por la zona, que dan un aire bucólico al lugar. Asimismo, esta región ofrece numerosas posibilidades par dar bonitas caminatas durante un viaje a Marruecos.
Al pie del monte Atlas, se presenta un escenario que te atrapa. Esta vez, decidí descubrir esta región de Marruecos en autobús. Es un paisaje pintoresco. Sin embargo, no tuve oportunidad de ver las rosas, al no estar en el valle de las rosas en la estación correcta.
Las rosas se cultivan sólo en ciertas regiones y en algunos momentos del año. Por ejemplo, una de esas zonas se encuentra cerca del pueblo de Kelaat M'Gouna y continúa hasta Boumalne Dades, cubriendo un total de mínimo veinte kilómetros.
Sin embargo, y a pesar de que no se puedan ver las rosas durante todo el camino, el propio valle ofrece un escenario majestuoso, con el oued en el centro, este río que alimenta la tierra seca y rojiza para transformarla en un oasis.
En el pueblo de Kelaat M'Gouna reina la cultura de las rosas, una tradición del sur marroquí que deberás descubrir durante tu viaje a Marruecos.
En mayo, las mujeres y los niños recogen la famosa rosa damascena. Se dice que la trajeron de la Meca unos bereberes peregrinos. Me cautivó su delicado perfume, una auténtica oda a la belleza. Te aconsejo el agua de rosas de los puestos de los zocos. Como anécdota, se exportan toneladas de rosas de este valle a Grasse, Francia, para la fabricación de perfumes.
Una vez que termina la recogida de las rosas, se celebra una fiesta en el valle. Se trata de una colorida celebración en la que los lugareños arrojan pétalos de rosas sobre los bailarines, mientras los niños venden guirnaldas de rosas a los espectadores.