Tafraoute me gustó, me pareció una ciudad muy agradable y con encanto, y tiene un palmeral a sus pies, salpicado de almendros y olivos. Si te gustan las babuchas ( belgha en marroquí), te recomiendo un zoco pequeño que hay en el centro, allí verás cientos y cientos de ellas.
La fabricación de babuchas es la especialidad de Tafraoute. Allí el problema será más bien para decidirse entre tantísimas. Yo las estuve viendo, las de hombre en cuero amarillo; las de mujer rojas, con bordados o decoradas con pompones y borlas. ¡Hasta encontré unas de seda vegetal ( sabra )! El complemento de moda perfecto. Y puedes llevártelas puestas cuando vayas a almorzar en una tienda beduina: ciertos restaurantes de la ciudad ofrecen esta clase de servicio.
Para seguir con la caza de artículos exóticos, te aconsejo que vayas a visitar los alrededores de Tafraoute. Es un lugar de ensueño para los amantes del montañismo en bicicleta, sobre todo hacia el pueblo de Agard Oulad, a tres kilómetros de Tafraoute. Es un pueblecito famoso por una curiosidad local: un montón de bloques de granito que perfilan una especie de sombrero, ¡menudo misterio!