Hovd se encuentra a las puertas del Altái mongol. Se ha desarrollado un poco más que otras ciudades del oeste. No te queda otra que pasar por allí si quieres llegar por carretera al gigantesco macizo montañoso. La ciudad tiene cosas interesantes. Es perfecta para conseguir suministros y lanzar desde allí tu expedición hacia el Altái y sus vastas soledades.
Antes de irme, visité las ruinas del siglo XVIII que revelan la presencia de los manchúes antiguamente en la región. Se ven desde el norte y desde el exterior de la ciudad. En Hovd está también el monasterio budista más grande del oeste. Reabrió sus puertas oficialmente en 2010 y es un lugar de encuentro para los peregrinos de la zona.
Pero, en realidad, durante un viaje por Mongolia, pasas por Hovd con la intención de prepararte para irte. Es la última parada antes de internarte en el Altái, donde te espera una belleza salvaje.