Durante mi estancia en Mongolia no podía perderme los famosos hielos de Yolyn Am, un paraje bastante turístico del Gobi. Pasear por la garganta te choca un montón. ¡Vas en camiseta y pantalón corto por mitad de los glaciares! En realidad, es un microclima muy agradable, yo diría que refrescante. El sol se refleja en el hielo y crea una paleta difusa de colores que van del azul y al amarillo.
Si sigues avanzando, ves que la garganta desemboca en explanadas más amplias, donde la hierba le toma el relevo al hielo. Por el camino me fui encontrando con esqueletos de animales (se ven mucho en el país), con ovoos (montículos de piedra levantados según el culto chamánico mongol) y animalitos (picas), parecidos a ratoncillos. Un poco más allá podrás meter los pies en un arroyuelo. Es un sitio muy bonito, pero súper concurrido. Es perfecto para refrescarse y pasar un día en familia, así que suele estar lleno de gente de allí y de turistas que vienen de otras zonas.
Cuando empezó a oscurecer, planté mi tienda lo más lejos posible de la zona de picnic. Tenía la impresión de que no había nadie más. Pasé una noche gélida y aterradora. Me parecía escuchar lobos a lo lejos. Pero no te preocupes, cerca hay campamentos de yurtas.