La mejor manera de ir a Bodhnath es a pie desde Pashupatinath. Este paseo, a través de una bonita colina, podría ser en sí mismo un resumen de un viaje a Nepal. Pasé en tan sólo 45 minutos del mundo hindú al mundo budista.
Hay que venir aquí a ver la stupa gigante, aunque el resto de la ciudad está bastante sucio y las calles se vuelven poco recomendables al caer la noche. Pero te aconsejo pernoctar aquí de todas formas. Los cuernos tibetanos te despertarán de madrugada, así que puedes levantarte pronto para disfrutar del día y de la atmósfera mágica de las calles brumosas. Desde la llegada masiva de tibetanos que huyeron del régimen chino, se han construido muchos monasterios. En el de Shechen hay las ceremonias más interesantes.
Sobre todo, no te vayas de Bodhnath sin haber probado la famosa cerveza de cebada. Tómala con moderación, eso sí.
Para mí, Boddhnath (inscrito en el Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los lugares imprescindibles durante un viaje a Nepal. El gran tamaño del edificio y su blancura es lo primero que nos atrae. Una enorme cúpula se eleva en una plataforma con tres niveles, sobre los que uno puede moverse. Sobre ella se levanta una torre de 13 plantas, en la base de los cuales hay dos enormes ojos que simbolizan los ojos de Buda.
Son muchos los peregrinos y refugiados tibetanos que van a Boddhnath. Los monjes y los fieles recorren el lugar en el sentido de las agujas del reloj, moviéndose alrededor del edificio y haciendo girar las ruedas de oración que adornan la base. Por la tarde, muchos vendedores de velas se hacen con la plaza, y los centenares de pequeñas luces crean un ambiente todavía más especial.
*Después de los fuertes terremotos que asolaron el país en abril y mayo de 2015, el país se recompone poco a poco. Este artículo fue escrito antes de la catástrofe.